La erupción de un volcán en Java impide a un grupo de ingleses disfrutar del verano en el lago Leman, en Ginebra. Recluidos, aceptan el reto de escribir la más espantosa obra de terror, y una jovencísima Mary Shelley crea Frankenstein.
El próximo mes de junio se cumplirán doscientos años desde que una joven burguesa británica de 18 años, Mary Godwin, gestó en el barrio ginebrino de Cologny la que se convertiría en una de las más famosas obras de terror de la Historia, Frankenstein o el Prometeo moderno.
La Fundación Martin Bodmer es un museo dedicado a la conservación del pensamiento universal inscrito en libros, y está situada en Cologny. Por ambas razones ha organizado la exhibición “Frankenstein, creación de tinieblas”, que abrió sus puertas el 13 de mayo, hasta el 9 de octubre de 2016.
La autora de Frankenstein era una joven inquieta –hija de un filósofo y de una escritora feminista, libertaria y bohemia– que a su corta edad era amante del casado y reconocido poeta romántico Percy Shelley. Tras dos décadas de guerras napoleónicas en las que los británicos no habían podido abandonar la isla, por fin, en 1816 se les permite viajar al continente y centenares de ingleses adinerados emprenden viaje hacia Italia.
No obstante, por razones que se desconocen, el poeta Lord Byron decide recalar en Ginebra, alquilar Villa Diodati e invitar a sus amigos John Polidori, Percy Shelley y Mary Godwin a disfrutar del verano.
Lo que no sabían es que las cenizas esparcidas por un volcán en erupción en 1815 en la isla indonesia de Java nublaría el cielo de Europa y provocaría temperaturas otoñales y lluvia casi persistente.
«El parte meteorológico de la época está expuesto. El objetivo de la exposición es mostrar lo más fielmente el contexto de gestación de la obra», explicaa Nicolas Ducimetière, uno de los comisarios de la exposición.
Ante la imposibilidad de salir al exterior, Lord Byron propone un concurso: que los cuatro escriban una historia de fantasmas. «Byron escribe un relato corto sin mucha importancia; Polidori escribe “El vampiro”; Shelley el poema “Darkness”, y Mary gesta y comienza a escribir Frankenstein», explica David Spurr, el segundo comisario.
Todas estas obras se exhiben en la muestra, incluyendo el diario íntimo de la autora y varios manuscritos de Mary editados por Percy en los que se puede percibir la evolución del texto.
Además, se expone el original del libro editado dedicado por Mary a su huésped: «A Lord Byron, del escritor». «La primera edición no estaba firmada. Hay que tener en cuenta que en la época no se hubiera visto con buenos ojos que la autora fuera una mujer. Se especuló con que fuera de Percy, y no fue hasta la versión francesa en 1821 –la primera edición data de 1818– y cuando la obra ya había cosechado una gran fama, que el nombre de Mary, ya con el apellido Shelley, se incluyó», explica el segundo comisario de la exposición.
Percy y Mary se casaron en diciembre de 1816 tras el suicido de la primera esposa del poeta.
«Para cuando se casaron ya tenían dos hijos juntos, eran realmente modernos y bohemios para su época. Al grupo le llamaban la liga del incesto», subraya Spurr.
Nadie ha resuelto en 200 años la elección del apellido de Victor Frankenstein, creador de la horrenda criatura. «Hay dos versiones: la que dice que lo copió de un libro de François-Félix Nogaret de 1790 que pudo leer a su paso por París, donde hay un inventor llamado Frankestein, sin ‘n’; o que se refiere a una derivación de un nombre de una zona de Alemania que habrían cruzado en su trayecto hacia Ginebra», indicó Spurr. En la exhibición se exponen retratos de los cuatro personajes, pinturas, litografías y dibujos tanto de los lugares que visitaron los ilustres escritores como de escenas de Frankenstein. La autora no solo se inspiró en los lugares sino también del espíritu del lugar, eespecialmente del filósofo Jean Jacques Rousseau, ilustre ginebrino. El personaje de la novela nació bueno pero fue el rechazo de la sociedad lo que lo convirtió en malo, uno de los planteamientos de Rosseau.
‘Retrato de Mary Wollstonecraft Shelley’, de Richard Rothwell, 1840. Cortesía National Portrait Gallery de Londres/Efe