Domingo, Julio 10, 2016 - 12:00
La muestra Móvil Ideario de la artista barranquillera Carolina Acosta se compone de cuatro instalaciones que abrazan y condensan el espacio de la Galería La Escuela, en el viejo Prado de Barranquilla. Para esta artista, graduada en la Academia Superior de Arte de Bogotá, la práctica de la instalación tiene que ver con la construcción y puesta en espacio de unos objetos que no tienen existencia y con la transformación de otros que demandan su presencia física. La instalación es un medio que se presta para la transposición del sentido, que permite jugar con el absurdo, pero a la vez facilita una mejor interacción con el espectador.
Varios de esos objetos son muebles, enseres que se encuentran almacenados sin catalogación en la historia personal de la artista y que hacen parte de un vagar, «de un trasegar con muebles que lo habitan a uno». Podríase pensar que hay una atadura, una especie de vínculo impregnado de nostalgia por los muebles de la época de la niñez, unidos a esos lugares donde vivió y que hoy ya son imposibles de habitar. Solo queda la sensación de nunca haber encontrado un lugar como hogar, pero a la vez mantener un cariño por todos esos objetos evocadores de lugares.
En la instalación Litoral, las resistidas olas recurrentes y persistentes se meten a la cama bordeando la realidad sin tocarla. Lacan ve el litoral como un borde muy particular de dos terrenos que son diferentes entre sí y que no pueden ser conjugados con los mismos criterios. Un sueño cismático de toda lógica bordea lo real. Un borde que no lleva a nada. Un litoral. Entregarse al sueño es entregarse a un abismo, a un desconocimiento de sí mismo, esos objetos que el mar arrastra a la orilla y que no sabemos de donde provienen, como los cuerpos de los inmigrantes que arrastra el mar a la orilla de Europa y que están ahí y nadie quiere ver. Por eso dijo Lacan «En el sueño, los vestigios de lo subjetivo llegan a la orilla y cuando nos despertamos nos inquietamos, sobre todo cuando el sueño está cargado de emociones desconocidas».
Por otro lado, la incomodidad e inconformidad por una formación religiosa termina en una consecuente rebeldía, inclusive en el terreno de lo sexual. ¿Por qué tiene que ser como lo asigna la Iglesia y por qué no puede ser de o tra manera? Contrario a la virgen sin mácula, «hay actos de la vida que son vistos como una serie de manchas y la salida del closet irradia un número mayor de ellas», comenta la artista.
Las de la instalación Mácula se asemejan a las muy conocidas manchas de tinta del test de Rorschach, que en sicología es un método proyectivo donde el paciente ve lo que le parece que es, y esa mirada se extiende como las manchas por el espacio de la Galería, incluso invadiendo los espacios de otras instalaciones como Transverberación, reafirmando la prevalencia de la sexualidad autónoma sobre el canon religioso. Aunque lo místico también se interna en los meandros de la sexualidad y esa penetración del corazón de parte a parte en la unión con la divinidad es su sublimación. Las manchas también pueden ser para interpelar al espectador y preguntarle ¿y usted que ve?
Para Acosta el ala es un elemento disruptivo, es como si un animal gigante se hubiera estrellado contra el techo o la pared de la Galería, así con el ímpetu como llega una Visitante cargada de imaginación. En algunos sistemas de pensamiento hay un prejuicio contra la imaginación. Para el budismo la imaginación es una actividad peligrosa, ligada a lo mental, de la cual no se puede confiar. Para el mismo Platón la imagen era un engaño.
La imaginación viene a desordenarlo todo, es «esa loca de la casa» –como lo cantó Santa Teresa– que irrumpe y pone en entredicho la cotidianidad. «Es lo femenino que se torna en caótico», afirma Carolina, es esa «jodencia» más visceral ligada al sin sentido, que escapa a una racionalidad pero que tiene su propia lógica. Sin embargo, el ala también se puede volver un mueble que se integra a la vivencia diaria, aunque mueble extraño, sin utilidad aparente, pero siempre poniendo en relieve lo disruptivo y en algunos casos aproximándose a lo siniestro.
Podríamos pensar que Móvil Ideario es una conjunción de caminos recorridos o que faltan por recorrer, un abanico expandido de posibilidades que, sin embargo, responde a un proceso de des aprendizaje en que se encuentra empeñada la artista y que se localiza en el fundamento de una resistencia que se relaciona con la construcción de identidades, para desaprender esas otras identidades que se basan en lo colonial, en el dominio a la naturaleza y en la humillación del hombre por el hombre.
Néstor Martínez C.
sumario:
La evocación y la transposición del sentido se palpan en cuatro instalaciones concebidas por Carolina Acosta. Exhibición de su obra ‘Movil ideario’, hasta el 27 de julio en la Galería La Escuela de la Universidad del Atlántico.
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