Domingo, Febrero 5, 2017 - 10:02
Giancarlo Giannini nació en La Spezia (Italia) en 1942 y tenía diez años cuando su familia se trasladó a Nápoles. En esa ciudad empezó a interesarse por el arte y la ciencia, realizando estudios de ingeniería electrónica. Su pasión por el cine y el teatro lo llevaron a Roma, donde estudió actuación. A los dieciocho años debutó en el teatro junto a Lilla Brignone –una actriz italiana de gran prestigio en aquellos tiempos–. El director Beppe Menegatti quedó impresionado con su actuación y lo invitó a participar en una versión que estaba montando de la obra de William Shakespeare Sueño de una noche de verano. En poco tiempo Giannini se convirtió en una prominente figura del teatro italiano, sobre todo por su participación en otro clásico shakesperiano, Romeo y Julieta, donde fue dirigido por el legendario Franco Zeffirelli.
Su debut en el cine llegaría en 1965 en la película Los criminales de la metrópolis, de Gino Mangini. Ese mismo año alcanzó gran popularidad en su país haciendo parte del reparto de la adaptación televisiva de la novela de Charles Dickens David Copperfield, pero el camino hacia la consagración definitiva llegaría de la mano de Lina Wertmüller. La directora italiana le dio el papel principal en su película musical Rita la mosquita (1996) y en la secuela de esta, No provoques a la mosquita (1967). Sin embargo, el mayor éxito de esos años lo logra por su trabajo en Drama de celos, del genial Ettore Scola. En 1972 actúa junto a Alain Delon en la extraordinaria película de Valerio Zurlini La primera noche de quietud.
A partir de allí Giannini se convierte en el actor fetiche de Wertmüller y luego en su socio cuando juntos fundan la productora de cine Liberty films. Siempre con Lina Wertmüller, obtiene en 1973 el Premio al Mejor Actor del Festival Internacional de cine de Cannes por su papel protagónico en la película Amor y anarquía, y en 1976 es nominado al Óscar por su conmovedora actuación en Pasqualino ‘Siete bellezas’.
Además de ser uno de los actores más representativos del cine italiano, Giannini se ha destacado también como guionista, productor, director de cine y televisión e incluso como inventor (el chaleco mágico lleno de gadgets que usa Robin Williams en la película Toys, de Barry Levinson, fue creado por Giannini). En su larga e intensa trayectoria ha interpretado una gama increíble de personajes, desde sufridos obreros, hasta jefes mafiosos. Su versatilidad le ha permitido pasar con facilidad del drama a la comedia y también es reconocida su habilidad para el canto y el baile.
A lo largo de su carrera Giannini ha trabajado con los más grandes directores del cine italiano, algunos de ellos son Luchino Visconti (El inocente, 1976), Sergio Corbucci (La bestia, de 1974, y Mi querida, mi querida, 1982), Mario Monicelli (Viaje con Anita, 1979; El Picari, 1988; El mal oscuro, 1990), y Tinto Brass ( Snack Bar Budapest, 1988). Pero no solo los directores italianos han confiado en el talento de Giannini, íconos de la historia del cine universal como Francis Ford Coppola, Rainer Werner Fassbinder y Ridley Scott lo han llamado a hacer parte de algunas de sus producciones. En cinco décadas de incansable actividad, Giannini ha participado en más de cien producciones de cine y televisión, su capacidad de reinventarse lo mantiene tan vigente como en el aquel lejano 1965 en que inició una carrera que ha dado tanto. En 2017 llegará por primera vez a Colombia invitado por el Carnaval Internacional de las Artes. Los barranquilleros quedan desde ya invitados a compartir con Giancarlo Giannini sus visiones de la vida y de su propio arte.
Efraím Medina Reyes
sumario:
El actor italiano visitará Barranquilla como invitado del evento de la Fundación La Cueva.
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