Nació en Barranquilla, Colombia, en 1950, cuando ya tenía tres años. Tiene un hijo mayor que él y las cosas sanas lo enferman.
Ha nadado contra la corriente la mayor parte de sus piraterías, y paladeado diversas formas del naufragio. Es ciudadano adoptivo del Reino de Suecia, miembro de la infundada República Independiente del Caribe y creador virtual de Oniria, el país del corazón.
Creador en diferentes áreas artísticas, ha sido premiado, conjuntamente con el grupo ‹El Sindicato›, en el XXVII Salón Nacional de Artes Visuales en Bogotá (1978). También ha recibido dos bolsas de trabajo del Ministerio de Cultura de Suecia, por su labor con títeres y teatro en ese país.
Como teatrista sufre de permanente estado de esquizofrenia, sobre todo en su condición de dramaturgo, director y actor del drama de todos los días. En su desdicha periodística ha sido reportero crónico, fotógrafo objetivo, corresponsal irresponsable, corrector de entuertos, editor inaudito o voceador anarquista de El Nacional, Astrolabio, Nueva Voz, El Cayapo, Arterror, El Vacilón Literario, Telesol y no pare de contar.
Jubilado de las revistas orales La Luna Negra y Astrolabios, mantiene aún, contra su voluntad, Krónikas Lunáticas y Palabra en el Arte, en Barranquilla. Ha incursionado también en la narrativa oral y mantiene un proyecto llamado ‹Los monumentos hablan›, en el que le ha puesto luz, color y voz a diversas estatuas.
Vagamundo permanente, ha perdido la cuenta de los países visitados o residenciados. Sin embargo, lleva exacta memoria de los café-teatro que le ha tocado en gracia dirigir en varios países, entre ellos La Caleta, en Barranquilla - Colombia; Svarta Monen, en Estocolmo - Suecia; y Un café llamado deseo, en Cumaná - Venezuela. Entre 2006 y 2009, lideró en Barranquilla Caza D’Poesía, otro café-bar que se convirtió en lugar de encuentro de artistas, escritores y jóvenes interesados en la literatura.
Ha publicado de manera poco convencional dos poemarios: un panfleto de olvidado nombre y de cuya impresión todavía no se repone, y el libro-frasco Testimonio de naufragios, en Suecia.
Actualmente vive y desvive su cotidianidad en el poblado caribeño de Salgar, desde donde otea la realidad y la irrealidad de la esquina, del barrio, de la ciudad, del país, del mundo. Un destino mal entendido lo ha situado como terrorista mental, vinculado al movimiento in extremis de Al Karajo.
Su frase favorita: ¡De derrota en derrota, hasta la victoria final!