Si tuviésemos que señalar al precursor de la cumbia digital, la respuesta inequívoca sería mencionar a Humberto Pernett. Aquel personaje de cabello alborotado, gafas de sol y guayaberas floreadas ha vivido una intensa trayectoria de ya dos décadas experimentando en la escena local, y por temporadas también en el exterior, donde ha sido digno embajador de nuestras tradiciones sonoras. Y es que al visitar su sitio web oficial (www.pernett.co) se lee en mayúsculas como encabezado: El poder de fusión. Es allí donde quizá radica su mayor fortaleza: en no tener miedo a jugar y unir elementos que para otros parecen inconexos o extraños.
Ahora, mientras que tantos músicos aspiran a firmar con una gran disquera, su caso resulta además curioso porque él hizo lo contrario: debutó oficialmente en 2003 lanzando con Sony Música para pick up, trabajo del cual se desprenden canciones que marcaron tendencia como Caribbean Raver (Óptimo positivo) y Huele a Mariacachafa; para años después, en 2009, decidir lanzar su música de modo autogestionado. Como producto de esa decisión emancipadora nació su propio sello, Pernett Records, con el que además ha producido a otros artífices con espíritu innovador.
El éxito que durante 2006 cosechó su álbum Cumbia Galáctica –siendo el segundo más vendido en Colombia en ese año, según datos del periódico El Tiempo– fue sin dudas un antes y un después para la escena alternativa costeña. Luego de ello, fue inevitable que emergieran desde el anonimato hasta la popularidad otros músicos con una estética alegre y experimental. Aunque el boom de la cumbia reinventada y combinada con otros géneros no es exclusivo de esta región, lo irrefutable es que acá se gestó, y por ello decidimos conversar con Pernett. Lo primero que nos contó fue acerca de su experiencia musical durante su infancia y adolescencia.
«Me influyó de manera muy notable participar en el Carnaval de Barranquilla: en la cumbiamba la Cipote Vaina, El Cipote Garabato, la música de los pick ups, la cercanía con personajes de la música como Juventino Ojito o Efraín Mejía, y sobre todo la influencia de Carmencita Pernett, mi tía abuela, a quien pocas veces tuve la oportunidad de ver, pero cuyo trabajo dejó en mí una amplia curiosidad por la música».
Luego, al consultarle acerca de si tuvo algún instante de revelación tras el cual decidió dedicarse de lleno a su vocación nos confesó que epifanías ha tenido varias, pero no tiene conciencia del día en que se volvió músico. «Para mí siempre ha sido así», señala.
Al ahondar en los pros y contras de tener su propio emprendimiento discográfico (Pernett Records) y no depender de grandes compañías, comentó: «Hasta la fecha he publicado, además de mis tres últimos discos; remixes, sencillos y trabajos de otros artistas. Siempre me mantengo en el ejercicio de la producción y la composición. Pros: el hecho de poder tener control total de la obra, desde el momento de su concepción hasta su negociación, es una ventaja grandísima. En cuanto a los contras pienso que tal vez tengan que ver con el asunto de las cargas de impuestos ridículas que hay en el país. No existe apoyo al empresario independiente y eso es una realidad triste».
Pero Humberto es en todo caso un animal tropical multifacético, y no contento con cantar, tocar, producir y promocionar sus canciones y las de sus apadrinados, además fusiona ritmos bajo pseudónimo de DJ Wiz-Key: «Quizás lo más interesante de DJ Wiz-Key es que es un proyecto basado en el mismo concepto de la tradición mezclada con la electrónica, pero como él hago cosas que como Pernett no haría: como mashups (mezclas) de programas de TV, bandas sonoras de películas en clave de champeta. Todo siempre con un toque muy galáctico, pero en una dirección diferente a la de Pernett, que se encarga más de hacer canciones. Wiz-Key es en mayor parte instrumental y muy rumbero».
Como lo más característico de la movida caribe de la cual es precursor es esa intervención de lo tradicional a través de las computadoras, indagamos un poco más acerca de cómo, desde sus comienzos en décadas pasadas, se ha aliado con los progresos informáticos al entrar en un estudio de grabación: «Para mí fue impresionante presenciar cómo la tecnología sonora iba avanzando desde los noventa hasta ahora, y algo que me pareció una total locura fue el hecho de poder manipular una muestra de audio como si se tratara de un MIDI. Eso cambió para mí muchas cosas: el hecho de poder cuantizar tambores, afinarlos o desafinarlos, cambiarles la velocidad a mi antojo, etc. Fue una ventana a un nuevo horizonte».
No resulta fácil entonces definir actualmente la esencia de la cumbia, pero él intentó abordar esa cuestión en esta entrevista: «Así como los roqueros al empezar se nutrieron de sus ancestros culturales del norte y de sus leyendas y las colocaron en su música, nosotros hemos hecho lo mismo; hemos tomado la magia que habita en nuestras costumbres y las hemos traducido en el contexto sonoro actual. La cumbia está más viva que nunca y brilla a nivel global; es ya un ritmo grande con muchísimos intérpretes y millones de fanáticos, es todo un mundo para adentrarse».
A manera de muestra de esa universalidad, le pedimos que nos dé un par de ejemplos de los lugares más inesperados desde los cuáles lo han contactado gracias a su obra: «Unos muchachos de una banda de rap siberiana que hace música con instrumentos que encuentran en la basura, así como un DJ de Nueva Zelanda que programa fuertemente mi música allá. También me han invitado a tocar a Corea del Sur, a Rusia… No sé, el mundo es muy grande y cada día las posibilidades son infinitas».
En más de una ocasión, el artífice ha definido su estilo como «folclore progresivo», y para los exponentes de ese género tan novedoso la difusión por parte de medios de comunicación regionales –tales como emisoras radiales, diarios, revistas y demás–, puede resultar crucial. Pernett opinó lo siguiente respecto de la labor de dichos canales, en muchos casos criticada por otros actores de la movida como deficiente o incluso negligente: «Pienso que hay que seguir investigando más, hay muchas cosas que aún no se cubren y suceden a diario, hay que seguir camellando fuertemente para que la verdadera cultura se vea. Vamos bien pero hay que seguir investigando con más fuerza». Pero, contra viento y marea, la camada de representantes de esa corriente de «folclore progresivo» parece seguir creciendo constantemente en ciudades costeñas, dentro de ellos Pernett destaca y recomienda a Mulato Bantú, Bozá, Orito Cantora, Emje Rose y Colectro, entre otros. Anotando que «son solo un pequeño pedazo de la larga e interminable lista de músicos que están haciendo cosas muy interesantes desde nuestra perspectiva caribe».
Humberto además cree el arte como herramienta generadora de nuevos paradigmas sociales, en comparación a las falsas promesas de los políticos: «Yo intento en mis canciones hablarle al ser humano, a su conciencia. Pienso que ahí es donde radica el cambio. La política no logra cambios en la mentalidad de las personas, simplemente las polariza, o las dirige hacia un fin común. El arte sí genera cambios en el pensamiento, y te pone a cuestionarte; y muchas veces esas deliberaciones te llevan a preguntarte si los que te gobiernan te gobiernan bien».
Con miras al futuro, si bien ya ha tenido colaboraciones muy comentadas, como Cumbia de los aburridos, con Calle 13, Pernett agrega que algún día le gustaría compartir escenario con Bjork, Madonna o los Rolling Stones. Por el momento, vuelve a radicarse en Barranquilla y nos cuenta que anda estrenando el sencillo que lleva el nombre de su reciente álbum Siembra solo amor –publicado a fines de 2016–, y pronto presentará un video para el mismo; por otra parte, también está promoviendo Space champeta, el primer álbum de DJ Wiz-Key, que se puede encontrar en Spotify y demás plataformas digitales.