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Antes todo era sencillez, rusticidad, paz. Y de pronto el valle se vio invadido por las máquinas; el mediodía fue roto por el grito estridente de las sirenas; los caminos se perdieron bajo toneladas de polvo y anchas vías cruzaron el verdor de los sembrados; los árboles, cercados por el humo, envejecieron y terminaron por perder sus hojas y sus nidos; y el silencio, ese bendito silencio que era como un manto protector tendido sobre el campo, huyó para siempre hacia las montañas.
La rebelión de las ratas, novela ganadora del premio Selecciones Lengua Española, y publicada en 1962, fue escrita por el célebre escritor Fernando Soto Aparicio (octubre 11 de 1933 – mayo 22 de 2016), quien a través de las palabras se atrevió a denunciar los conflictos de una Colombia convulsionada por la guerra, la desigualdad y la opresión de los poderosos sobre los más débiles. La novela retrata las injusticias de una sociedad que se destruye a sí misma, subyugando los sueños y las esperanzas de muchos; una dura realidad que hoy día persiste con un nuevo atuendo y que nos sucumbe enormemente. En su visión de sociedad distópica, Soto Aparicio nos describe un escenario sombrío, donde las máquinas producen dinero y comodidad para algunos cuantos, mientras que a otros les devasta las ilusiones de tener una vida digna. Como inspirado en la época de la revolución industrial en Inglaterra, cuando las máquinas a vapor empezaron a desdibujar el paisaje inglés, mientras mujeres y niños morían en las fábricas por el exceso de trabajo, el escritor boyacense denunció no solo el abuso del poder y la desigualdad, sino también la destrucción abrupta de la naturaleza, las fracturas psicológicas y sociales del hombre del campo. La publicación de La rebelión de las ratas fue prohibida por el general Francisco Franco, en España, considerándola subversiva por su temática. ¿Acaso se puede considerar rebelde y peligroso a un escritor que a través de sus ficciones retrate la problemática social de una nación o de un momento histórico?
A pesar de que la novela ha sido traducida a muchos idiomas, y es una de las obras literarias colombianas más leídas en todo el mundo, la muerte de su escritor pasó desapercibida en Colombia, sin la reiteración compulsiva de los noticieros, quedando relegada en el silencio la imagen del escritor, tal si se tratara del mismo bosque de Timbalí antes de que las máquinas rompieran su quietud. Un prolífico escritor como lo fue Fernando Soto Aparicio, quien publicó más de setenta libros; narrador, poeta, guionista y ensayista, es para que hubiese merecido en nuestro país un mayor reconocimiento en el ámbito literario y con él sus obras. Tal vez esto se debió a que nuestro autor no adoleció del síndrome del ego inflado que poseen algunos de nuestros escritores nacionales. O quizás, su novela insigne de denuncia social, la que le abrió las puertas al éxito, le fue excluyendo gradualmente por su temática, de la literatura tradicional y convencional. Soto Aparicio nos dejó sus libros como espejos de aquella realidad social trastornada que todos conocemos. Sin embargo, nuestro escritor nos advirtió pocos días antes de su muerte: «Yo envejezco, pero mis libros no, ellos siguen vigentes». Y esto es una verdad irrefutable, ya que cada vez que releemos su obra maestra La rebelión de las ratas, recordamos que Rudesindo Cristancho, tal como lo hizo su autor en los escabrosos caminos de la literatura colombiana, lucha entre página y página, persistente, desafiante, en aquel universo ficcional llamado Timbalí.
Alberto Cortés De Los Reyes. Escritor y Realizador audiovisual. Premio nacional del XX concurso de cuento juvenil e infantil de Comfamiliar del Atlántico 2012. Barranquilla. Cuento: «Magia, Magia…» Fundación Casa de Hierro: Antología de poemas, 2009.
Mincultura: Antología de Cuentos colombianos ‹Este verde país›, «La moneda de la muerte» 2008
Mención de honor Cinemateca del Caribe: cortometraje «Infortunio».