Además de la faceta de escritor que le valió el Premio Nobel, Camilo José Cela tuvo una vocación cinematográfica que desarrolló principalmente en las décadas de los 40 y 50, cuando participó en varios filmes como guionista y actor.
Asiduo de las tertulias del Café Gijón, el interés de Cela por el séptimo arte despertó en las charlas que compartió en el mítico local del paseo de Recoletos de Madrid con cineastas comoJaime Mayora o Pío Ballesteros, con los que después colaboraría.
Así lo explicó a Efe Fernando Lara, coordinador de un ciclo de proyecciones sobre el Nobel gallego y su «muy especial» vinculación con el cine que acogió hasta el pasado miércoles la madrileña Casa del Lector.
Esta muestra, que se podrá ver en Palma de Mallorca y que «probablemente» estará también en La Coruña –ambas ciudades estrechamente vinculadas a la vida del literato–, ha incluido el estreno del documental “El recuerdo más cercano”, promovido por la Fundación Charo y Camilo José Cela.
«Fue en la transición entre las décadas de los 40 y 50 cuando más cultivó su pasión por el cine», cuenta Lara antes de referirse a algunos de los títulos que, explica, marcaron la diferencia en este aspecto entre el autor de La colmena y otros de sus contemporáneos como Carmen Martín Gaite, Miguel Delibes o Torrente Ballester.
En esa época, concretamente en 1949, la cara más cinematográfica de Cela se dejó ver cuando participó activamente en el «casi secreto» largometraje El sótano, dirigido por Jaime de Mayora, en el que el escritor no solo colaboró como guionista sino que encarnó a uno de los personajes principales.
También en ese periodo, en el que se llegó a hablar de que el propio autor dirigiría la adaptación de La familia de Pascual Duarte, se inscribe su guion inédito para el filme Prometeo, que se hallaba entre los papeles de la familia Cela y cuya existencia se hizo pública recientemente.
«El texto de Prometeo es un tanto surrealista, muy propio de las tendencias de la época, y presenta una especie de pesadilla colectiva que sería inviable de realizar con las técnicas del cine español del momento», argumenta Lara.
El autor de Iria Flavia (La Coruña) también colaboró en los guiones de Consultaré a Mr. Brown, de Pío Ballesteros, y la cinta El cerco del diablo, ambas perdidas en el incendio de los laboratorios Madrid Films en 1950.
Como actor, Cela trabajó con Ballesteros con un pequeño papel en la película Facultad de Letras (1952), al que se suma una brevísima aparición de apenas 30 segundos en el Manicomio (1954), de Luis María Delgado y Fernando Fernán-Gómez.
Mención aparte merecen las versiones cinematográficas de las novelas del gallego, como el Pascual Duarte (1975), de Ricardo Franco, y La colmena, dirigida por Mario Camus en 1982 con José Sacristán y Victoria Abril a la cabeza del reparto.
Ambos filmes cosecharon reconocimientos: el premio a mejor actor para José Luis Gómez en el Festival de Cannes 1976, en el primer caso, y el Oso de Oro de la Berlinale en 1983, en el segundo.
Cela cuenta también con un pequeño papel en la cinta de Camus, en la que da vida al inventor de palabras Matías Martí, una aparición que repitió en La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona, largometraje de Ramón Fernández –versión del texto homónimo del Nobel– en el que se interpretaba a sí mismo.
En televisión, Antonio Giménez-Rico adaptó en 1975 para el programa “Los libros”, de TVE, el Viaje a la Alcarria, de Cela, que ha renovado recientemente Tomás Cimadevilla en su
corto documental “Regreso a la Alcarria” (2015).
Ya en 1992, el Nobel gallego se encargó del texto de la serie El Quijote de Miguel de Cervantes, dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón para Televisión Española, en lo que supuso la recuperación de su vieja vocación de guionista.