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Barranquijazz en la memoria

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Domingo, Julio 17, 2016 - 12:00
Archivo El Heraldo 2007
Dicen los científicos que sin las condiciones objetivas no se puede hacer revolución ninguna.
 
En Barranquilla, es la fuerte cultura de la ciudad que crea las condiciones objetivas para hacer un Barranquijazz. Me refiero a la cultura posmamboista, la cultura que reconoce la palabra, que es canto, que es ley, que es asunto importante: la cultura marcada por la música de África. 
 
Estoy hablando de la clave. Para mí, no hay revolución cruzada, hay que mantener la clave. Es lo que nos une: los ritmos. Es realmente emocionante para mí experimentar un festival de jazz que centraliza lo que más me gusta: el jazz latino, que está en muy buenas manos, digo yo, en la generación actual, con muchas cosas pasando en muchas ciudades mundiales.
 
El jazz latino se ha ido trasformando al mainstream jazz repetidas veces en cada generación incluyendo la actual, pero queda demasiado ignorado por los festivales mayores. Repito: aquí el público lo comprende, sin traducción. Aunque Barranquijazz cuenta con un rango de jazz y la fuerte presencia con clave le brinda un sabor latino que lamentablemente es poco usual en los festivales mundiales de este género. Aquí se celebra un jazz latino, abierto a todos los demás. 
 
Su nombre aparte, Barranquijazz no podría pasar en cualquier otra ciudad de Colombia, mucho menos en otro país. Es original. Curramberísimo. Se fue formando sobre dos décadas, un mambo influenciado por el carácter único de Barranquilla, pero ese yin tiene su yang: con sus 20 años, Barranquijazz ha hecho mucho para afinar la cultura musical de la ciudad, creando las condiciones objetivas para un circuito de feedback positivo.  
 
Si no fuera por el trío increíble de Tony Caballero, Samuel Minsky y Mingo de la Cruz; que se han dedicado una buena parte de sus vidas adultas a este gran festival, no existiría. 
 
Pero tampoco podría existir, ni tendría sentido, si no fuera por el apoyo y la respuesta de la comunidad musical de esta ilustre encrucijada de río y mar. Barranquijazz sí tiene público. Siempre está presente Cuba en la programación (y era así cuando Cuba no estaba de moda), siempre está presente Brasil, siempre están presentes leyendas del jazz norteamericano, siempre están presentes las nuevas tendencias. El público comprende todo esto perfectamente bien, y ese público trae al concierto una electricidad.
 
Siempre está presente Colombia en la programación de Barranquijazz. Una de mis memorias más impresionantes del festival fue el éxito rotundo del ’08, delante de un gran público, de una obra de dimensiones mayores por Samuel Torres, nacido en Bogotá. Fue tocado por un grupo de los mejores músicos de Nueva York, donde vive Samuel, que atendieron al bambuco con exquisitez. 
 
Un factor determinante en la solidez del festival es la parte popular, denominado Barranquijazz a la Calle, que forma la base del festival. Hay programación gratis al público —conciertos de alta calidad artística, y el gran final de esa serie— donde yo presencié a Los Van Van en el ’08 siempre hay salsa o timba. Habrá José Alberto “El Canario,” excelente y dinámico desde siempre, pero ya convertido en una eminencia, grabando algunos de los más sabrosos números de su carrera ahora mismo. También estará Ray de la Paz. 
 
He tenido algunos momentos musicales muy ricos y memorables como la primera vez que yo vi al joven cubano Harold López Nussa tocar, que fue en un concierto gratis de Barranquijazz a la Calle. O mi encuentro como reportero con Diego El Cigala, hablando supersuavecito para descansar su voz después de llenar el gran salón toda una hora, o aquel charangazo con Palmieri, o el quinteto de Terence Blanchard, guau. Ron Carter! I got to talk to Ron Carter! Pasó en Barranquilla... 
 
Pero lo que más recuerdo son los pequeños momentos humanos. Fue en el ’13, creo, que yo estaba con un grupo de amigos después de un concierto de Barranquijazz, bailando todos, precisamente en el Salón Joe Arroyo. Uno de mis compañeros fue Jimmy Bosch, el gran trombonista y descarguero, que en otro momento del festival triunfó con una alta energía Obsesión junto con Néstor Torres. Lo conozco desde mucho, y lo aprecio mucho, pero no lo veo casi nunca, porque ya vive en Tokio, así es nuestro mundo.
 
¡Dime si este pueblo está informado! El VJ de homenaje puso un video de Jimmy, grabado en vivo en SOBs de Nueva York hace más de 20 años, tocando Descargarana, la primera ancla de su repertorio. Yo estaba presente en aquel show cuando filmaron el video, lo recuerdo bien. Ahora es un clásico.
 
Tantas memorias me pasaron por los ojos y en algún momento determinado, Jimmy comenzó a reírse. Yo pensaba que estaba riendo por mi manera de bailar, y le dije a Jimmy, «Uy, no te burles» o algo así. Y con una sonrisa beatífica, me dijo, a carcajadas, «I’m laughing because I’m happy» (Estoy riendo porque estoy feliz) Y yo me puse a reír también, por el puro placer de reírme, y seguimos bailando todos, en una versión zen de afrorriqueñayorquinacubana colombianacurrambería . . .
Ned Sublette
sumario: 
A cincuenta días de la realización del Barranquijazz 2016, un periodista estadounidense, especializado en jazz expresa sus vivencias sobre este certamen musical que este año celebra veinte años en la escena.
No

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