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“Busco que mis poesías sean cuadros pintados con palabras”

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Domingo, Octubre 23, 2016 - 00:00
 
El escritor barranquillero Jaime Manrique, quien reside hace casi cincuenta años en Nueva York, presenta su más reciente publicación titulada El libro de los muertos, una antología poética que recorre más de cuatro décadas de oficio en el género. Manrique es reconocido por sus sentidas traducciones de poetas ingleses a la lengua castellana y una extensa obra en prosa que abarca títulos representativos de la literatura latinoamericana como El cadáver de papá, Maricones eminentes, Nuestras vidas son los ríos, o El callejón de Cervantes, que narra la vida de personajes como Manuela Sáenz o Miguel de Cervantes Saavedra. Los siguientes son apartes de una conversación con el autor costeño. 
 P:  ¿Por qué un nombre tan oscuro para una antología que nos muestra en varios momentos mucha brillantez?
 R:   En todos mis poemas es muy importante el lugar de donde sale la luz. Por eso espero que la antología no sea oscura. Como en casi todo lo que he escrito, el título alude a otras referencias literarias, en este caso, al Libro de los muertos, de los egipcios y al Libro tibetano de los muertos. Además predominan en esta selección las elegías a mis amigos, familiares y héroes muertos.  
 
 P:  Usted declaró que obvió muchos poemas escritos en su juventud por considerarlos “alaridos”. ¿Por qué estaba obsesionado con el suicidio por aquellos años?
 R:  El suicidio estaba de moda. Varios de los poetas norteamericanos llamados extremistas (algunos de ellos muy famosos) se habían suicidado. Mi amigo Andrés Caicedo se suicidó a los 25 años, así que el suicidio estaba en el aire. Cuando murió Andrés la pérdida fue tan enorme para mí que por un par de años yo también quería morir.  
 
 P:  Afirma que su poesía está influenciada por la pintura. Es más, Bill Sullivan, su expareja, fue pintor. ¿Qué artistas convergen en ella?
 R:  Bill murió hace seis años. Una de las razones por las cuales tuvimos una relación de 33 años fue nuestra afinidad por la pintura. Cuando lo conocí me fascinó que fuese pintor, pues en esa época yo vivía en las salas oscuras del cine y en las salas de luz de los museos. 
Hay montones de pintores en mi obra poética. En mi primer libro, Los Adoradores de la Luna, hay poemas donde menciono a Chagall, Picasso, Marc, Kandinsky, Seurat y James Whistler. Después, en Mi Noche con Federico García Lorca menciono a Rousseau y hay poemas sobre Van Gogh y Turner, así como un poema largo sobre la pintura de Frederic Church. En un verso de este libro me identifico como un pintor nocturno, y el poema final de El libro de los muertos es una meditación sobre Las meninas, de Diego Velásquez. Creo que lo que busco en mis poesías es pintar cuadros con palabras. 
 
 P:  ¿Qué temas priman en esta antología que reúne más de 40 años de su poesía?
 R:  La muerte, la naturaleza, la historia, la pintura, mi familia, mis amigos, mis héroes literarios, el amor y el amargue. 
 
 P:  “Christopher Columbus” es, según muchos, tu gran poema. ¿Cómo surge este texto y cómo llegó a ser prologado por Reinaldo Arenas? ¿Qué puedes contarnos de su cercanía con el escritor cubano?
 R:  “Cristóbal Colón en su lecho de muerte” no lo incluí pues es un poema épico y ya el libro me parecía bastante extenso. Ese texto lo escribí en las afueras de Medellín, en 1979. En esa época quería escribir una novela sobre Cristóbal Colón, pero cuando comencé la novela solo podía escucharla en versos. Así que finalmente decidí que era un monólogo poético. La idea se me ocurrió en 1976, un verano que pasé en Barcelona muerto de hambre. Y como no tenía adónde ir, me la pasaba parte del día sentado frente a una réplica de las carabelas en el malecón de Barcelona. De ahí fue solo dar un paso, de ese barco que veía todos los días, a preguntarme cómo a alguien se le ocurrió que esa embarcación precaria podría ir a descubrir un continente. Eso sería como viajar a la luna en una cometa. 
En cuanto al prólogo de Reinaldo Arenas, él fue mi amigo y vecino desde que llegó a Nueva York hasta su suicidio. Yo admiraba mucho su poema histórico-épico “El Central”, así que pensé que a Reinaldo le podría interesar el tema. 
 
 P:  El tema gay en sus poemas no es ningún secreto, ¿cree que la poesía colombiana ha tratado poco este aspecto de la sexualidad?
 R:  No creo que haya cambiado mucho desde que José Asunción Silva se suicidó. Aunque hay varios poetas que han escrito abiertamente sobre su homosexualidad, creo que muchos de nuestros poetas más famosos todavía están en el clóset. 
 
 P:  En ‘El Libro de los muertos’ aparecen hacia el final solo un par de poemas nuevos, ¿ya no escribe usted poesía?
 R:  Hay diez poemas nuevos. Pero durante estos años he escrito otros poemas que no incluí. En los últimos quince años he escrito muchos poemas en inglés que no he traducido al español. Espero algún día publicarlos en Colombia. Sin embargo, yo no aspiro a escribir muchísimos poemas sino unos cuantos poemas buenos. 
 
 P:  ¿Se reconoce usted aún en todos 
esos textos?
 R:  Sí, me reconozco en todos. Solo que yo he cambiado con los años. Como Cernuda diría, no soy piedra sino camino. 
 
 P:  Usted ha sido muy elogiado por traducir al español la obra de poetas ingleses y también ha llevado al inglés algunos poemas de Sor Juana Inés de la Cruz. ¿Hay a futuro algún proyecto de traducción de algún otro autor en castellano o inglés?
 R:  Además de Sor Juana, he co-traducido al inglés poemas de Reinaldo Arenas, María Mercedes Carranza y Raúl Gómez Jattin. Algún día, si tengo el tiempo, uno de mis planes sería dedicarme solo a escribir poesía y a traducir poesía, probablemente del inglés al español. 
 
Portada del libro de Jaime Manrique que reúne cuatro décadas de producción poética.
 
 
  • Manrique, pincel poético.
“Los lobos”
 
Los lobos andan en parejas.
Azules en la noche, sus cuerpos
se extienden entre las sombras.
Son sólo dos lobos
pintados en el Museo de Ciencias Naturales
y yo siento gratitud al vidrio
que me resguarda de sus furias.
Los lobos son altos como yo,
aún más altos, y están colgados
al lado de las marmotas y los conejos.
Los lobos se desplazan en un paisaje nocturno;
la nieve cubre los bosques
y el cielo está empapado de estrellas.
Hay algo que quiero preguntarle a los lobos,
sin embargo no me atrevo.
Los lobos son todos dientes y furia.
Hay un vidrio que nos separa
y, de quererlo, ellos podrían devorarme
con una dentellada.
Yo también he andado en parejas
a través de una noche oscura.
Este es un rincón oscuro del museo.
Este es el rincón de las confesiones y los desvaríos.
Este es el rincón de los lobos.
Esta es la trampa letal al que anda sin guía.
El amor también es un lobo,
es un andar por un bosque oscuro,
es una noche peligrosa con promesas de estrellas.
Es tan sólo un vidrio que nos separa.
Es tan sólo un momento de indecisión
para romper el vidrio y tocar al lobo.
 

"Hay poetas que han escrito abiertamente sobre su homosexualidad, pero creo que muchos de nuestros poetas más famosos todavía están en el clóset”.

 

John Better
sumario: 
Un diálogo con el escritor y poeta barranquillero Jaime Manrique, quien en meses pasados presentó su antología poética titulada ‘El libro de los muertos’.
No

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