Quantcast
Channel: Revistas - Latitud
Viewing all articles
Browse latest Browse all 761

Bocas de Ceniza y otros libros

$
0
0
Domingo, Diciembre 4, 2016 - 00:00
El título del último libro de poemas de Antonio Silvera Arenas, Bocas de ceniza y otros poemas, es, de por sí, una iluminación. Cuántas veces nos hemos referido a ese lugar sin captar la belleza al nombrarlo. El manoseo, la cotidianidad al referirnos al sitio nos puso una venda. Solo algún extraño con sensibilidad lo capta. En su libro de viajes, el novelista y viajero boliviano Alcides Arguedas –autor de la afamada novela Raza de bronce– nos dice cómo al llegar a la Barranquilla de los años veinte quedó impresionado por la belleza del nombre: ¿Bocas de Ceniza? Qué poético, escribió.
 
En los primeros versos de este libro, y con este mismo nombre, hay evocaciones a sus tíos viejos y borrachos, al recuerdo de sus amiguitas, aquellas niñas cansonas a quienes de pronto descubrió que les estaban creciendo los pechos. Al estar frente al muelle intentando viajar piensa cómo quienes lo rodean –su padre, los amigos de su padre, sus propios amigos–, todos ellos que alguna vez soñaron con viajar en su juventud, al final se quedaron anclados en la cotidianidad, en la seguridad que da lo conocido, aunque sea precario. En el libro, el bardo avanza en el viaje optimista y en el triste retorno.
 
Sentí como un homenaje en la estructura de estos versos, un eco de Sor Juana Inés de la Cruz y  Jorge Manrique. Hay que preguntarle al poeta sus intenciones, su esencia al escribir el verso, ¿cómo hacen todos los reporteros al enfrentarse a esos seres, al fin de cuentas, extraños?
Antonio Silvera, en una entrevista, contestó: «La esencia lírica, la verdadera, está en eso, que saliendo del alma del poeta ha de llegar al alma del lector».
 
La excelente noticia literaria de estos días es la reedición de Cosme hecha por el grupo de las universidades de los Andes, Nacional, Eafit, del Norte y la editorial Panamericana. El excelente prólogo es de Orlando Araújo Fontalvo. Solo había tres ediciones desde 1927. En ninguno de los textos de literatura colombiana, en mis años de bachillerato, se mencionaba a José Félix Fuenmayor. Ni en los gruesos volúmenes del padre Ortega, del padre Núñez Segura, o el de Nicolás Bayona Posada aparece su nombre. Se le menciona tan solo, al final del libro, en la bibliografía de Evolución de la novela en Colombia, del malogrado escritor de Tenerife Antonio Curcio Altamar. Más aún, en Horas de literatura colombiana, de Javier Arango Ferrer –una obra publicada en 1978, cuando ya José Félix Fuenmayor era una referencia obligatoria al tratar sobre literatura colombiana–, no se le cita. Lo más curioso del caso es que hay una foto muy conocida de 1933 en la que aparecen los periodistas culturales de Barranquilla, entre otros José Antonio Osorio Lizarazo, Clemente José Zabala, José Félix Fuenmayor, Bernardo Restrepo Maya y el mismo Javier Arango Ferrer. ¿Por qué lo ignoró Ferrer en su ensayo?
Después de que los estudiosos nacionales e internacionales de García Márquez se toparon con la presencia de José Félix Fuenmayor, ya no pudieron ignorarlo en ningún centro de estudios literarios.
 
El argumento de Cosme es una serie de desventuras y malentendidos del protagonista, o más bien del personaje que le da el título al libro. En esta obra, donde el humor soterrado y la ironía siempre están presentes, Cosme nace a los dos capítulos de iniciada. ¿Influencia del humor inglés?, ¿del cine al que era tan aficionado? ¿o, incluso, de los cómics que llegaban al puerto? Sobre Cosme hay ahora multitud de estudios. Como decía su hijo, Alfonso: "Mi padre era de un paladar universal en materia de lecturas".   
 
Antonio Silvera, en una entrevista, contestó: ‘La esencia lírica, la verdadera, está en eso, que saliendo del alma del poeta ha de llegar al alma del lector”.
 

 

Ramón Illán Bacca
Imagen: 

Viewing all articles
Browse latest Browse all 761

Trending Articles