Domingo, Abril 9, 2017 - 13:33
Recientemente tuvimos la fortuna de visitar en Medellín al músico y compositor Juancho Valencia, director de la agrupación Puerto Candelaria desde hace 16 años, y la mente creativa detrás de Merlín Producciones, productora independiente en franco ascenso, cuyo trabajo es ya reconocido a nivel mundial. El Sargento Remolacha, como también es conocido Valencia, quien recientemente se hizo merecedor a un Grammy Latino como arreglista a mejor álbum de música clásica, nos contó desde su cueva mágica sobre el quehacer de Merlín Producciones y su receta creativa.
Juancho, cuéntanos acerca de Merlín Producciones.
Merlín Producciones es un sueño de tres personas: Juan Felipe Arango, Gabriel Vallejo y Juancho Valencia, tres amigos que nos conocimos en la universidad e hicimos equipo hace 17 años con el ánimo de sacar proyectos musicales adelante. En esa época no existía Facebook y las grabaciones eran difíciles. Eso de grabar en casa era cosa de ciencia ficción. Queríamos dejar una huella en la música y viajar por el mundo mostrándola, y eso es lo que hacemos. Somos una casa disquera, un sello musical, una productora de eventos, un espacio para la creatividad, para, desde el arte y la música, cambiar nuestra sociedad. Es una fábrica para hacer realidad los sueños que mantiene su magia intacta.
Precisamente esa magia los ha conducido al reconocimiento internacional con nominaciones a importantes premios y ganar un Premio Grammy Latino. Cuéntanos sobre esta experiencia en particular.
Son sueños realizados, pero todavía nos cuesta entender que lo logramos. Proyectos como Puerto Candelaria y Maite Hontelé, que se posicionaron a nivel mundial desde Medellín, implican una cantidad de trabajo impresionante que trasciende el talento y requiere mucha disciplina, gestión y una cantidad de cosas que uno aprende en el oficio de la producción musical y que no te enseñan en la academia. Estar nominados en 6 categorías a los Premios Grammy y ganar un Grammy Latino como ingenieros, productores, arreglistas con todo el equipo creativo de Merlín Producciones es muy grato y nos hace creer que Merlín se ha convertido en un referente de gestión que reúne músicos talentosos, con un gran trabajo de organización. Ese ha sido nuestro gran acto de rebeldía, montar una empresa discográfica.
¿Cómo te ganaste un Grammy Latino con un disco de música clásica?
Es muy interesante. Había tenido dos nominaciones anteriores como productor del grupo de rap Chocquibtown en los Grammy anglo y con Maite en mejor álbum de salsa, pero me gané el de música clásica. Eso muestra que nuestro proceso es algo indescifrable y refleja las posibilidades que tenemos en Merlín de realizar proyectos con diferentes músicas, no como un simple juego, sino a un nivel competitivo. Ganar un premio Grammy en música clásica no es lo mismo que en el entretenimiento. ¡Uy!, tengo que ir a la universidad a decirles a mis profesores que me gané un Grammy en música clásica. El álbum se titula El hilo invisible, y es un proyecto hecho en Jalisco, Guadalajara, al que me invitaron como productor. Es sobre la cultura musical sefardita del siglo XIX.
¿A qué se debe que te muevas en ritmos y propuestas musicales tan disímiles?
Crecí en un hogar en el que mi padre era un gran coleccionista de salsa y de música tropical, pero todos mis amigos del colegio eran roqueros, y yo estudié todos los días de mi vida música clásica. Para mí todo era música. Ahora estoy trabajando en proyectos orquestales de música clásica de un gran nivel como consecuencia del premio de El hilo invisible. Ya me había sucedido después del éxito del álbum nominado de Maite que permitió que el Maestro Willie Rosario me grabara un tema en su más reciente disco.
¿Cómo funciona Merlín?
A Merlín también le decimos la máquina del tiempo. Realmente somos siete personas trabajando de tiempo completo en la parte creativa y parte administrativa. Los videos son hechos por nosotros mismos, al igual que la coordinación de giras. Se trata de un equipo muy eficaz y disciplinado, de mucha mística. Acá toca ‘echarnos’ para ir a descansar. Es una forma de vivir diferente a la vida normal, hay que renunciar a las actividades sociales y hasta familiares.
En el año 2002 apareció el álbum ‘Kolombian Jazz’, de Puerto Candelaria, que sorprendió a más de uno. Era un proyecto desde el jazz de renovación de la música colombiana y además con una simpática puesta en escena llena de humor, restándole solemnidad a la música elaborada para combinarla con lo popular. ¿En que anda la Colombian Music Solutions de Puerto Candelaria?
A nivel de giras de Puerto Candelaria, el año pasado nos presentamos en el festival Womex, una especie de juegos olímpicos musicales. Durante tres días se reúnen artistas de 125 países de Asia, África y Europa, todos con un gran nivel. Solo seis grupos colombianos han estado participando en este festival: Chocquibtown, Aterciopelados, Bomba Estéreo, Totó la Momposina, Grupo Cimarrón y La 33. Fue tan buena nuestra participación que tenemos giras cerradas hasta 2019. Este año tenemos dos giras grandes en Europa, la primera en julio y la segunda en septiembre. Puerto Candelaria lleva diez años haciendo una gira por el sur: Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, y unas dos giras en Brasil y México, además de presentaciones en Estados Unidos y Canadá. Estamos conversando con la Orquesta Sinfónica de Bogotá para hacer el álbum de Puerto Candelaria Sinfónico, un proyecto en el que llevamos diez años trabajando, que esperamos publicar este año.
¿Cómo va el proyecto de Maite Hontelé?
Su carrera se ha disparado de una manera inimaginable. El éxito de sus discos le ha permitido ocupar un puesto especial en Latinoamérica y Europa. Luego de su triunfo en Colombia, tuvo el año pasado 8 giras con conciertos en Italia, España, Francia y Alemania, y presentaciones Latinoamérica y el Caribe.
Otro importante proyecto de Merlín Producciones es la Trópico Big Band, que recrea la música tropical colombiana con un sonido elegante. Cuéntanos sobre esta banda.
El año pasado hicimos el segundo disco de la Trópico Big Band, que es un homenaje a Lucho Bermúdez, producto de un concierto en Bogotá. Es un disco divertido, porque me puse en la tarea de recrear la música de Lucho Bermúdez pensando como sonaría ahora. Entonces a la Big Band en su formato tradicional le sumamos sintetizadores, instrumentos de percusión electrónicos, jazz contemporáneo y rock, y eso genera otra sensación.
Cuéntanos del Primavera Fest, ¿de qué se trata este festival?
El Primavera Fest es el único festival de entretenimiento autosostenible en Colombia. No solamente estamos haciendo un cambio en la música, en el arte sonoro de nuestro país, sino que también trabajamos en la conciencia ambientalista de la sociedad. Este año llegamos a la quinta versión de este festival en el que integramos la música alternativa con las ideas capaces de generar un cambio en las costumbres ambientales en el que promovemos el uso de la bicicleta no como medio de entretenimiento, sino como medio de transporte. Su eslogan es «Primavera Fest revolución a pequeña escala». Este año lo realizaremos el 3 de junio.
Recientemente trascendió que Fania Records, probablemente el sello discográfico más trascendental en la historia de la música latina, va a grabar un disco con Puerto Candelaria. ¿Cómo es esa historia?
La Fania va a ampliar las fronteras de su música y decidió que no lo va a hacer con salsa. Han visto que el poder de la música latina no está en la salsa, sino en otras músicas, y para arrancar en Colombia escogieron a Puerto Candelaria para hacer una versión de un clásico de Héctor Lavoe al estilo de Puerto Candelaria. Estamos en la producción con videoclip incluido, mostrando ese neotropicalismo.
Rafael Bassi Labarrera
sumario:
Una entrevista con Juancho Valencia, el alquimista musical detrás de Merlín Producciones.
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