[…] es posible que quienes te saludan
sean también solitarios que no tienen
ni visitas ni ausencias.
Miguel Méndez Camacho
Viajar:
abrir las alas contra el viento.
Empacar la valija
un secreto placer
algo de miedo
un ramo de violetas y el insomnio
la lámpara encendida.
Decir adiós a los que dejas
y el beso recibido a la llegada tiene otro rostro:
colores de un nuevo domicilio
el perfil de otros árboles
sonidos diferentes
sorpresa de la lluvia.
La tarjeta postal que nunca envías
la luz de enero o de noviembre
la carretera desde el aire
la angustia en una hoguera
escenas dispersas
reunidas
el rumor de las hojas al recuerdo.
Viajar es mudarse de sí mismo
estrechar otras manos
esconder el silencio
responder a los ojos que saludan.
Sonreír a la vida que comienza
alejarse de un lado
y acercarse del otro
la mirada encendida.