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Cuando el ‹metal› emergió en las calles del sur de Barranquilla (Parte I)

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Domingo, Octubre 22, 2017 - 00:00

«La perseverancia es la virtud
por la cual todas las otras
virtudes dan su fruto».
Arturo Graf

Los precursores del fortalecimiento de la escena del metal extremo de Barranquilla y la región se llaman Metal del Sur, nombre que surgió entre un grupo de amigos liderados por Hollman Mendoza, quienes se reunían en barrios de Soledad y Barranquilla para compartir sus gustos musicales.

El rock, ese hijo rebelde del blues que se ha expandido en las mentes inconformes y exploradoras de millones de jóvenes en el mundo entero, y válvula de escape de adultos que jamás dejarán de mover sus cabelleras canosas o calvas brillantes, cada vez que se canta con fuerza ante cualquier inconformidad latente.

El metal, ese nieto místico y universal, ese hijo pródigo de rocas que se convirtió en fuego cuya llama ha superado el canibalismo del consumismo de las grandes corporaciones que manejan el mundo del entretenimiento. A veces sometido a la censura, pero sin dejar de celebrar entre sombras, sigue reproduciéndose entre quienes deciden experimentar toda la gama de posibilidades de este género.

Desde la orilla del mar o atravesando la furia de un río, solos, sin respaldo institucional de ningún tipo, solo con el sudor de artistas, gestores, seguidores y metaleros de una Barranquilla que hoy, y gracias a un colectivo de amigos o «parche», como se denominan, han posicionado la escena del metal costeño en el país.

Metal del Sur›, su génesis

«Metal del Sur empezó como un parche entre amigos que se reunían a intercambiar y escuchar metal, luego a compartir camisetas y accesorios que algunos hacíamos. Y ahora, desde el 2000 que surgió el nombre, es la principal organización que promociona y trae grandes bandas de la escena underground o extrema a la ciudad. Con Javier Mena empezamos a realizar conciertos con músicos amigos en 2007, eran toques exclusivos a los que solo asistían amigos metaleros de Barranquilla y Soledad», explica Hollman Mendoza, cabeza visible de la organización.

Metal del Sur es el fiel reflejo de cómo un grupo de amigos dieron vida a sus sueños, cansados de ver que en ciudades como Bogotá, Medellín o Cali llegaban bandas extremas o underground, agrupaciones que están por fuera de los grandes medios y disqueras, pero que son populares entre los más dedicados metaleros y coleccionistas de la ciudad. Hicieron lo suyo, la necesidad estaba, así como bandas que surgían entre ensayos realizando covers a grupos reconocidos del género y que algunos desaparecían sin dejar rastro.

Es así como Hollman y sus más fieles amigos y patrocinadores de los eventos crean Lluvia Negra, un sello discográfico pequeño, pero valiente a la hora de producir a bandas locales como la mítica Abbadon, a quien le produjeron un casete en sus inicios. «La escena siempre ha estado, nunca ha muerto, ni morirá, algunos hicimos esfuerzos importantes para que algunas bandas tuvieran un demo y permanecieran», cuenta Mendoza.

Uno de esos distribuidores de antaño fue Alberto Ripoll, conocido como ‘el Tremol’, un chileno que residía en el norte de Barranquilla, en el segundo piso de una funeraria, y que traía del extranjero bandas desconocidas para los locales en la década de los noventa. Entre  1992 surgen en la ciudad bandas como Wildfire, la mítica y tal vez pionera del Death Metal, según diferentes conocedores del metal local, Morgue; también Necrosis, Gutural Noise y Carcinoma, entre otras bandas que luego hicieron parte de un compilatorio realizado por el sello del Tremol: Quirófano Records.

Sin tener un lugar fijo para realizar los eventos, uno de los problemas más relevantes, a Hollman y a Metal del Sur siempre les ha tocado explicar de manera detallada a los propietarios de discotecas, bares, salones de eventos y hasta prostíbulos lo que significa el recital para los seguidores: una válvula musical de escape que solo pretende estrechar lazos musicales entre seguidores y músicos de bandas míticas para la escena extrema provenientes de Alemania, Estados Unidos y del continente, como Brasil y Perú, entre otras latitudes.

«Nos hemos dado el lujo de traer a las bandas que hemos querido y que se han ido con ganas de regresar y con una imagen muy positiva de la ciudad, pero especialmente, de la escena local», explica Hollman.

Nace el Headbanger Metal Fest

Para cerrar el año, otro colectivo local liderado por Amaury García y Luis Arias, con su Headbanger Metal Fest en su primera edición, traerán a la también mítica y pioneros del ultra metal en el país, Reencarnación de Medellín, cumpliendo 30 años de vigencia musical. Acompañados por la banda bogotana Sudden Death y la despedida de los veteranos locales Poyox Podridoz. Evento que se realizará el 2 de diciembre en el Teatro Rex, en el Centro barranquillero.

«En nuestra primera edición del Headbanger Fest nuestro propósito es darle mayor crecimiento a la escena, ayudar a que se fortalezca, y por eso decidimos hacerlo en el Teatro Rex como un lugar representativo de la ciudad. Y por eso queremos vincular a todos los metaleros y roqueros de la ciudad, a Metal del Sur, quienes han hecho un gran trabajo, y al bar 4to B, por ser un sitio para el disfrute de roqueros y metaleros. Será un evento lleno de nostalgia», afirma Amaury.

Veterans Records

El amor por el género y la filantropía ha llevado a los metaleros de la ciudad a realizar aportes de cualquier índole para el fortalecimiento de la escena, Juan Carlos Celedón reactivó el sello discográfico Veterans Records en 2005 para importar y comercializar metal del mundo. Veterans fue creado en 1999 por su padre, el compositor y cantante vallenato Daniel Celedón Orsini.
«Para que esto perdure debe haber más unidad en la ciudad, además que quienes gestionan son gente seria, dedicados, veteranos que hoy cumplen sus sueños de ver a las grandes bandas de la escena under», explica Juan Carlos, director del sello discográfico.

Con la colaboración del también coleccionista e ingeniero musical barranquillero radicado en Miami Farid Harb, Veterans le ha producido a importantes bandas locales, como Abbadon, Terror y Kosmo Krator; de Cali, Infernal Maniac; Insurrection, por Villavicencio; Inner Hate, de Manizales, y de Gales, Reino Unido, Desecration.

De ‘Quilla’ para Gales

La anécdota con Desecration empezó con un álbum de estudio que grabaron en 1995 en su natal Gales, trabajo que fue censurado por las autoridades de la época ya que consideraron que la portada era muy agresiva. Les destruyeron la mayoría de las copias y las que quedaron tuvieron que ponerle una cinta negra que ocultaba el arte «Gore» de la portada. Luego, por redes sociales, y tras comprar una de las piezas censuradas en un pequeño pueblo español, Juan Carlos contactó al líder de la banda y entablaron una relación comercial y musical. De regreso a Barranquilla y al acercarse a los 20 años de ese trabajo, en 2015 le propuso reeditar el mismo álbum sin censura: «Aceptó dichoso y le hicimos ese homenaje del que hoy orgullosamente tenemos varias copias desde un sello hecho en Barranquilla», relata Juan Carlos.

Abaddon, una ‹institución›
del metal
Reconocidos como una ‘institución’, ejemplo de tenacidad y que ningún metalero de la región se ahorra halagos para la banda de Black Metal conformada en 2002 por Brolock en la guitarra, Abraxas Legion en el bajo, Guadaña en la batería y Ánimas Vasagus en la voz; han levantado el listón del metal a niveles superlativos, siendo influencia de las nuevas bandas que inundan garajes y salas de ensayo.

Hoy cuentan con dos trabajos discográficos, demos y casetes, manteniéndose vigentes presentándose en muchos de los eventos de Metal del Sur, al igual que en Santa Marta, Cartagena y Bogotá, entre otras plazas. Empezaron a finales de los ochenta y principios de los noventa reuniéndose en el Parque Olaya a escuchar metal en una grabadora y compartiendo en salas de ensayo.

«Empezamos escuchando rock, como todos, en pastas y casetes, rock en español argentino, especialmente, y clásicos que aún escuchamos y nos influencian hasta en nuestra puesta en escena, que es bastante teatral, como Skorpions, ACDC y Pink Floyd, entre otros. Hubo en esa época un programa radial hecho en Medellín que nos ayudó mucho como lo fue ‹La Cortina de Hierro›, así como los programas locales por Uniautónoma, como ‹La Hora de la Serpiente», recuerda Ánimas.

«Nuestro guitarrista empezó con su proyecto de Death Metal, Morgue, en el 93, con otros colegas, y estuvieron ensayando, creando y presentándose durante año y medio hasta que se idearon la posibilidad de pasar al Black Metal, de ahí nace Medium, nuestro anterior proyecto», relata Ánimas.

Acompañándolo en ensayos y cantando con su estilo gutural cuadró con lo que buscaban en Medium, realidad que tuvo su auge en la escena de la ciudad entre 1995 y 1997, alternando con otros proyectos como Orión, de Heavy Metal, labraron su estilo hasta evolucionar en el 2000 a Abaddon.

El debut oficial de Abaddon fue el 21 de diciembre de 2002, compartiendo tarima con Horncrowned, de Bogotá, y Skumell, de Barranquilla, luego, y con su nuevo y actual baterista ‘Guadaña’ en 2003, fueron invitados a Cartagena para tocar en un tributo a la clásica Venom, con otras bandas nacionales. A Venom se le adjudica el ‘bautizo’ del subgénero Black Metal, por nombrar así a una de sus más conocidas canciones y también nombre del álbum Black Metal, producción que sorprendió al mundo en 1982. 

Óscar López Lobo
sumario: 
La historia de ‹Metal del Sur›, el sueño de unos amigos que posicionaron la Costa en la escena musical «extrema» del país, y trajeron bandas como Inquisition y Mystifier.
No

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