En días pasados los investigadores culturales y especialistas sobre el Carnaval de Barranquilla quedamos altamente preocupados cuando en la página oficial de la Fundación Carnaval de Barranquilla (http://www.carnavaldebarranquilla.org/noticias/carnaval-2016-gozadera-pa...) apareció un texto, bajo el subtítulo “Sábado de carnaval con grandes innovaciones”:
«La Batalla de Flores será un tributo a las expresiones folclóricas del Carnaval, el desfile estará organizado en cinco bloques temáticos: ‘Su majestad la Cumbia’ para las Cumbiambas, ‘Herencia Ancestral’ para Garabatos y Congos, ‘Alegría de Carnaval’ para las Comparsas de Tradición Popular, ‘Piel de Tambó’ para Son de Negros y Mapalé, y ‘Fantasía Mágica’ para las Comparsas de Fantasía.
Cada bloque temático combinará carrozas, música, grupos folclóricos, disfraces y estará acompañado por los reyes del Carnaval 2016. Los primeros bloques de la Batalla de Flores corresponden a expresiones de tradición que desfilarán con música en vivo. Tendrán prioridad los grupos, y orquestas que amenizarán el recorrido serán de música folclórica y de tradición».
El desconcierto siguió en aumento cuando se nos informó que los anteriores bloques temáticos unirían todos los grupos folclóricos y que cada segmento llevaría una única coreografía y una música escogida para tal fin.
El desconcierto dio paso a la estupefacción cuando cayeron en mis manos las “Normas básicas de participación en la batalla de flores”, firmado por Mónica Lindo y Róbinson Liñán. En este desatinado panfleto se da cuenta en su más pura expresión disciplinaria de colegio de primaria de lo que será la Batalla de Flores y las normas de comportamiento de los que desfilen en ella. Por ejemplo, se pueden leer allí algunas de estas perlas: «La Disciplina es importante por cuanto entendemos el desfile como un Escenario en el cual se debe presentar un espectáculo de calidad y nuestros integrantes se convierten en artistas escénicos». ¿Había leído bien? ¿El desfile como escenario? ¿Un espectáculo de calidad? ¿Artistas escénicos? ¿No estarán confundidos los señores Liñán y Lindo con un espectáculo circense o una puesta en escena de un dramaturgo famoso? ¿Será que alguna vez estos organizadores se han tomado el tiempo para documentarse con el Dossier de Carnaval enviado a la Unesco, que en su página 33, sobre los riesgos de desaparición de la tradición del carnaval o sus tradiciones, dice: «Las exigencias de espectacularidad que tienen los grandes desfiles del carnaval ponen en riesgo la permanencia inmodificada de las danzas y manifestaciones de tradición». Esto nos lleva a pensar que la decisión tomada por la Fundación Carnaval de Barranquilla al contratar a estos señores de la Corporación Cultural Barranquilla para la dirección artística tiende más a convertir nuestro carnaval en una fiesta inodora, insustancial, insípida e insulsa más, un Espectáculo (sí, con mayúscula) bajo los cánones globalizados internacionales que se asemejen más a una parada norteamericana o a un Carnaval de Río, que a nuestras tradiciones ancestrales.
Pero sigamos con el panfleto. Veamos, por ejemplo, esta otra delicia: «Los integrantes en ningún momento deben abandonar su ubicación en la coreografía para saludar personas (sic) en la tribuna o bailar con el público». Si creo haber entendido bien, esto se refiere a la rigidez del formato que se corrobora en otro de los apartados del panfleto organizativo que reza: «Debe primar siempre el orden en el marco de la alegría desbordante (sic), buen trato, disciplina y puntualidad». Seamos justos, la puntualidad es siempre importante cuando se trata de entretener a una multitud rayana en el millón de personas; pero, cómo se puede tener un carnaval que se ufana de ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y que dictamina el orden y la disciplina junto a la alegría desbordante (un poco discrepante, ¿no es cierto?), que establece bloques temáticos con coreografía propia, pero no de las danzas tradicionales que detentan precisamente esa salvaguarda del patrimonio. Muy confuso todo esto.
Es más, ¿cómo se puede llamar a este un patrimonio cultural vivo si los danzantes no pueden interactuar con la multitud?, ¿si la multitud regocijada puede saludar a los danzante, pero no interactuar a la distancia con los que conforman el desfile? Se supone que los miles de turistas que llegan en riadas a presenciar el desfile inaugural de nuestro carnaval, deberán vivir y gozar la energía electrizante de nuestra tradición, ejemplarizada por el cachondeo, la ‘mamadera de gallo’, la improvisación, los disfraces burlescos y la sonrisa y saludo de los que desfilan. Remito nuevamente a los directores artísticos de los desfiles 2016 a lo que dice el Dossier de Unesco en su página 35: «La descripción más antigua del Carnaval de Barranquilla y de sus manifestaciones coreográficas y musicales señala que el carnaval no es trasplantación mecánica de disfraces, danza, música y bailes, sino que ha sido un espacio para reivindicar la libertad, la convivencia como alternativa de construcción de tejido social y la creación simbólica a través del festejo…»
Si siguiera enumerando los motivos de nuestro desconcierto no terminaría nunca; pero hay algo que no se puede dejar pasar. Cito el panfleto informativo de normas: «Los congos van juntos y desarrollarán sus coreografías al son de sus cantos amplificados. Los garabatos serán 4 y ellos unificaron una coreografía que llevarán a lo largo del recorrido. Los mapales (sic) que son 4 construyeron su esquema al igual que los sones de negro que irán juntos, y deleitarán al público con una bonita presentación».
Aparte de la cumbia, ¿estas son las supuestas danzas tradicionales que verá el querido público?; pero, ¿cómo pueden ser tradicionales si les han unificado la coreografía, si todos los congos bailarán al son de un solo canto (y todos, el Congo Grande, el Congo Ribereño, el Congo Carrizaleño, etcétera, tienen sus propias estrofas y cantos)? ¿Y qué pasa con los mapalés y las danzas de son de negro? No son iguales, son diferentes; luego entonces, ¿al son de qué bailarán?
¿Y qué pasa con la danza de Los Diablos Espejo, la Danza de los Micos (que hizo las delicias de los jurados de Unesco, pero que los turistas no podrán ver en la Batalla de Flores este año), los paloteos, los Coyongos, los Indios Chimila, los toritos, la Danza de los Gallinazos; en fin, todas nuestras danzas tradicionales por las que el Carnaval de Barranquilla detenta el título de “Obra Maestra del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”?
Seguro que nos contestarán: no todo puede salir por la Vía 40, hay que mandarlos a otros desfiles alternativos. ¡Pero si el desfile principal llamado Batalla de Flores, por el que vienen miles de turistas al año, se supone que es cultural y tradicional! ¡Si hace años se abre nuestro carnaval con camiones, publicidad, escándalo, actores de televisión que no tienen que ver con nuestro carnaval, cadenas nacionales, etcétera! Pero vuelvo y respondo con el Dossier de la Unesco en su página 42: «Uno de los riesgos que acecha al Carnaval de Barranquilla como punto de convergencia de las tradiciones del Caribe colombiano es la creciente transformación de la fiesta en espectáculo; lo que la desnaturaliza porque impone patrones modernos a la cultura ancestral al modificar las pautas tradicionales del baile en las danzas y la organología en la música, en busca de espectacularidad en las presentaciones de los grupos folclóricos. Así, las danzas tradicionales cuando hacen las modificaciones y cambios inician el proceso de desaparición».
Así que la cosa es, queridos lectores: O le damos sepultura a lo que realmente es el Carnaval de Barranquilla y abrazamos el espectáculo globalizado, la fiesta inodora, insustancial, insípida e insulsa: El Espectáculo. O volvemos a nuestras raíces y patrimonio, como ha hecho Oruro (otro de los carnavales patrimonio de la humanidad de Unesco), para que las próximas generaciones alimenten y transmitan nuestras costumbres y cultura.
*Investigadora cultural
yeyadc@gmail.com