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Estoy cerca de cerrar mi círculo: Poniatowska

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Domingo, Julio 31, 2016 - 00:00
“Enamorarse” es una palabra que a la mexicana Elena Poniatowska se le queda corta para hablar de la relación que mantiene con los personajes de sus novelas; ella prefiere decir que éstos se la «comen», como sucedió con la protagonista de su último trabajo, Lupe Marín.
 
«Me comen, comen mi vida, comen mis horas (...) porque el tiempo va transcurriendo y yo sigo escribiendo sobre ellos», afirma la autora en entrevista con Efe.
 
Poniatowska sentía que debía una novela a su amiga Lupe Marín, quien fuera esposa del pintor Diego Rivera y del crítico Jorge Cuesta, porque pensaba que de ella «se hablaba poco» y era «poco conocida».
 
De aquí nació Dos veces única, novela que reafirma la presencia de Marín, escritora y modelo de artistas como Juan Soriano o el propio Rivera, en la historia del México del pasado siglo.
 
Marín, mujer con «una esencia tapatía muy importante, una esencia de Guadalajara», fue feliz cada vez que viajaba a Francia, donde todo el mundo «quería saber quién era» cuando pasaba por las calles caminando «como una pantera», con su imponente altura y sus ojos verdes, relata la escritora, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2001 con La piel del cielo y el Premio Rómulo Gallegos 2007 por su la obra El tren pasa primero.
 
Lupe Marín fue la segunda esposa del muralista Diego Rivera. Tuvieron dos hijas y un hijo. Ella también estuvo casada con el poeta Jorge Cuesta quien en 1942, a los 38 años de edad dio punto final a su vida destrozándose los genitales con un picahielos.  
 
Lupe Marín, quien falleció en 1981, modeló para su esposo y para la misma Frida. Una de las hijas de Lupe y Diego, también de nombre Lupe fue la primera mujer en ingresar a la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional. Desde 1959 hasta su muerte en 1969 fue la jefa del Departamento de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes.
 
Elena Poniatowska hace poesía y también ha escrito cuentos para niños. Fue Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2007.
 
La novela de Poniatowska  Dos veces única, vuelve a situar, como ya hicieron trabajos tales como Tinísima y Leonora, a una mujer en el centro de la narración.
 
Un interés que ha sido una constante para Poniatowska, para quien «las mujeres son las grandes olvidadas de la historia, están siempre marginadas» o se las exhibe considerándolas «locas», sin hacerles justicia.
 
«Como ellas barren, como son escobas, finalmente las barren fuera de todos los acontecimientos», señala la autora de 84 años, nacida en París.
 
Cuando llegó a México a los 10 años, le maravilló que hubiera «muchas zonas que descubrir en un mapa», y desconocidas frutas como la guanábana y el zapote, además del aguacate, «que es verde y bello, que es como mantequilla pura».
 
Y aunque no haya sido protagonista de selváticas expediciones, su afán explorador la ha volcado en su trabajo con la pluma, con el que ha ido rescatando retazos del país a través de sus habitantes.
 
Lejos de profundizar en nombres «muy trabajados», a veces los protagonistas de sus escritos, recuerda, han sido aquellos que «tienen tan poco dinero que sólo salen a la calle, se sientan en el camellón y ven unos coches que vienen para acá, unos coches que se van para allá, y esa es su diversión».
 
En estos momentos, el personaje que devora las horas de Elena es Estanislao Augusto Poniatowski, último rey de Polonia y antepasado de la escritora por parte de su padre, a quien quiere dedicarle su próxima novela.
 
«Empecé a leer sobre él y me resultó muy afín, lo quise mucho, porque era muy sensible, tenía depresiones, era muy enamorado», afirma la premio Cervantes 2013, quien aventura que, por lo que sabe, «los polacos son muy enamorados todos».
 
Poniatowska hojea un grueso volumen en el que ha recopilado documentación sobre Estanislao —«soy tan coda (tacaña) que es puro papel reciclado», bromea— y al que se enfrenta con un marcador amarillo y un lápiz para anotar pequeños recordatorios y aquellos datos que llaman su atención.
 
En su punto de mira, para otro futuro trabajo, también está José Poniatowski, mariscal de Napoleón y de quien enseña un grabado que inmortaliza su muerte en la Batalla de Leipzig en octubre de 1813.
 
«Murió tirándose al río Elster, lo siguieron todos sus soldados antes que entregarse al enemigo, que eran los rusos», comenta sobre el mariscal, quien además actuó a modo de «celestina» entre María Walewska y Napoleón.
 
La autora lamenta que haya tan poca información en español sobre el monarca polaco.
 
Para escribir está empleando fuentes en inglés y francés, idiomas que domina, pero el gran obstáculo es que no sabe «ni jota de polaco». O al menos, no más de una decena de palabras que enumera de carrerilla, entre las que se encuentran «techo, piso (suelo), hotel, leche».
 
«Entonces me cuesta muchísimo trabajo, pero sí me interesa muchísimo regresar», comenta Poniatowska.
 
Regresar a sus orígenes polacos no de forma física, porque por problemas de salud hoy en día se le hace impensable viajar al país europeo —«quién sabe, a lo mejor más tarde»—, pero sí hacerlo a través de la narrativa.
«Dicen que la vida es un círculo, que empiezas, que la cierras... yo ya estoy muy cerca de cerrar mi círculo», asegura la mexicana, ganadora en el 2004 del Premio Mary Moors Cabot de periodismo de la Universidad de Columbia.
Isabel Reviejo
sumario: 
La ganadora del Premio Cervantes 2013, con una novela reciente sobre su amiga, la primera esposa del pintor Diego Rivera, anuncia otras dos obras sobre sus antepasados: el último rey de Polonia y el último mariscal de Napoleón.
No

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