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Una fábrica de hacer música

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Domingo, Septiembre 4, 2016 - 00:00
En este siglo XXI en Barranquilla es notoria la importante actividad musical en diversos frentes y escenarios. Además del programa de Música de la Facultad de Bellas Artes, está el de la Universidad del Norte y otro en la Universidad Reformada, además de otras academias privadas dedicadas a la formación de músicos. 
 
Los diez años de AtlantiJazz muestran la importancia de la tradición en este tipo de manifestaciones culturales, la cual explica el éxito de este campo del arte en las últimas décadas en la ciudad.  Barranquilla ya tiene una larga historia como cuna de grandes músicos y como un lugar propicio para este arte debido a varias circunstancias históricas que es necesario destacar, sobre todo lo que tiene que ver con los orígenes de la Escuela de Música en 1939.
 
A principios del siglo XX Barranquilla era sin duda una ciudad especial. Su condición de estar cercana al mar comunicada por un ferrocarril y un muelle, con una historia muy particular por haber sido en su origen un «sitio de libres» en donde encontraron refugio todo tipo de mestizos libres dedicados a diversos oficios. Nunca hubo esclavitud ni hubo presencia de indígenas. Esta condición la convirtió después de la Independencia en el destino preferido de inmigrantes de diversos orígenes quienes encontraron en las calles arenosas de Barranquilla un lugar en donde establecerse con sus familias. 
 
Uno de estos inmigrantes fue un joven de 24 años de nombre Pedro Biava, quien en Italia tuvo una sólida formación profesional. En los años treinta existió una orquesta dirigida por el boyacense Luis Felipe Sosa, a la cual Biava y los otros italianos se incorporaron. En esos mismos años se fue conformando una Escuela de Música propiciada por iniciativas de personas con carácter cívico.
 
Todas estas experiencias y tradiciones se plasmaron en la creación de la Escuela de Bellas Artes por iniciativa de don Julio Enrique Blanco, próspero comerciante nacido en Barranquilla, quien después de estar en Alemania llegó en 1936 a la ciudad con su esposa alemana Erika Lassen. 
 
Debido a sus lecturas filosóficas y amante de la buena música y la literatura inició un proceso que culminó felizmente en una Ordenanza del 20 de Junio de 1939 mediante la cual se creaba la Escuela de Bellas Artes, «en cuya organización se prestará atención preferente a la enseñanza de la música».
 
También se estableció que se construiría un edificio para albergar a los artistas, que por diversas razones nunca se llevó a cabo, sino que un año después la recién fundada escuela se instaló en el lugar en donde se encuentra hoy en día y en donde funciona la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico y el Museo de Antropología. 
 
Bellas Artes se creó por iniciativa de Julio Enrique Blanco.
 
Este edificio, en el corazón del barrio El Prado fue construido para un hospital, pero los vecinos se opusieron y luego fue adquirido por la Gobernación del Atlántico como sede de la Exposición de productos Nacionales. En el mes de Mayo de 1939 la Asamblea del Departamento del Atlántico autoriza al Gobernador Juan A. Donado para que conceda a la Nación el uso del inmueble para que continúe usándolo como sede de la Exposición. 
 
Esta ordenanza un poco extraña se explica un año más tarde cuando Julio Enrique Blanco en 1940, como Director de Educación Nacional del Atlántico crea por medio de la Ordenanza 35 de 1940 el Museo del Atlántico, una institución que congregó a todas las instituciones educativas de Barranquilla y que luego se convirtió en el germen de la futura Universidad del Atlántico. 
 
En esta ordenanza, en el artículo 42 se estipula que el edificio queda adscrito a la Dirección de Educación Nacional  del Atlántico. Se puede decir que Julio E. Blanco vio la posibilidad de un edificio para la futura Escuela de Música y lo traspasó a la nación colombiana, porque la Secretaría Departamental de Educación del Atlántico dependía de la nación. Cuando el mismo  Julio E. Blanco fue nombrado en el cargo de esta secretaría procedió a entregárselo legalmente a Bellas Artes.
 
En una nota del periódico La Prensa de Barranquilla, se informa que la Escuela de Bellas Artes se encuentra instalada en el actual edificio bajo la dirección de Héctor Baena. Se informa que ya se están instalando los músicos, los pintores, los declamadores, etc. La secretaria Josefa McCausland Pantoja debía trabajar hasta tarde cada día para atender a los padres entusiastas interesados en matricular a sus hijos. 
 
Pedro Biava, formador de músicos y líder de la Filarmónica de Barranquilla.
 
En el mismo edificio se instaló la sede del Museo del Atlántico dirigido por Julio E. Blanco, un año más tarde. En 1941 se reorganiza de manera definitiva la Escuela de Bellas Artes por medio de la Ordenanza 139 de 1941.
 
Por primera vez existe una escuela de música con financiamiento para sus directivos y hubo recursos para profesores de teoría de la música, de solfeo, de canto, de canto coral, cinco profesores de piano, dos profesores de violín, un profesor de viola, un profesor de volionchelo y contrabajo, uno de vientos, etc, etc.
 
El primer director fue Héctor M. Baena y el músico Pedro Biava fue docente y debió atender varias materias y cursos con el correspondiente salario, lo cual le permitió comenzar un trabajo de formación de músicos que muy pronto presentarían por primera vez una ópera en Barranquilla. 
 
Lo anteriormente relatado, es el inicio formal de la enseñanza y la práctica de la música ajustada a las condiciones en que había surgido en Europa occidental en los siglos anteriores. Habría que mencionar a varios músicos que formaron parte de esta primera generación de músicos profesionales y profesores de las nuevas generaciones. Manuel E. De La Hoz, formado en Alemania, Aurelio Vásquez Pedrero, Álvaro Bacilieri, Alejandro Barranco, Francisco Pugliese y Guido Perla. Un testigo de excepción de esta primera jornada fue nuestro querido Alberto Carbonell, quien siendo niño vio el nacimiento de la primera orquesta en la ciudad, experiencia de la cual sacó mucho provecho que le permitió convertirse en una figura nacional en la música coral. 
 
El edificio de Bellas Artes vivió también una gran experiencia cultural cuando el segundo rector de la Universidad del Atlántico, Rafael Tovar Ariza, encargó a Carlos Angulo Valdés para que fundara un Instituto de Investigación Etnológica por medio de la Ordenanza de la Asamblea Departamental número 30 de 1947. Esta institución le dio un gran prestigio a la actual Facultad de Bellas Artes, que tuvo resonancia nacional e internacional. Gracias al trabajo de María Trillos, esta noble institución logró hace algunos años recuperarse después de varios años de abandono. 
 
En los últimos 77 años la Escuela de Música ha pasado por muchas etapas. Después de la muerte de Pedro Biava en 1972, la ciudad experimenta un decaimiento económico y social que afectó bastante a la Universidad del Atlántico. Pero desde fines de los años ochenta comienza un lento proceso de recuperación de Bellas Artes. Primero el Teatro, en el cual en 1987 se reiniciaron las audiciones de los profesores con sus alumnos, llegaron músicos iniciados por Biava formados en Europa y en los noventa revive nuevamente una orquesta filarmónica. 
 
Alberto Carbonell, creador y director de varias corales en Barranquilla.
 
En el siglo XXI surgen nuevas generaciones que se encargan de continuar con la enseñanza académica de la música y que hoy se pueden ver en varios escenarios de la ciudad, como en el Parque del Sagrado Corazón, o en los Miércoles de Jazz de la Cueva, por solo nombrar dos eventos con fuerte presencia de músicos bien formados.  
 
La décima versión de AtlantiJazz en este año 2016 tiene un vínculo con el momento en el cual muchos pioneros entusiastas, soñadores amantes de la buena música guiados por la mente brillante del filósofo Blanco, dedicaron años de su vida para trasformar a Barranquilla en una ciudad alejandrina, no solo un «emporio de comercio», sino también en un sitio de cultura, tal como lo fue la ciudad de Alejandría en el Mar Mediterráneo. En el caso de Barranquilla sería  «la creación de un tipo original de cultura, la tropical aun no dada», según Blanco. En los próximos días podremos ver y escuchar como el sueño de Blanco vuelve a ser verdad.
Jorge Villalón
sumario: 
Vistazo a algunas de las decisiones que se tomaron alrededor de la escuela de música de Bellas Artes de Uniatlántico que permitieron el surgimiento de filarmónicas, coros, y hasta festivales como AtlantiJazz.
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