Domingo, Septiembre 11, 2016 - 00:00
Si aún no ha escuchado usted a Dayme Arocena, sepa que cuando lo haga vivirá una experiencia singular, única, no solo por la excelencia que exhibe esta cubana virtuosa y desinhibida, sino porque Dayme es capaz de entregarse en esa unicidad, en una comunión personal, hasta íntima, con quien disfruta de su canto y de su proyección.
Dayme puede recordarle a las grandes voces del soul y el Jazz por ese orgánico engarce sonoro-visual entre lo musical y el sentimiento, que en ella no es más que la autenticidad y plenitud del goce de cantar… desde adentro, pero Dayme, además de ese y todos sus asideros raigales, ancestrales, está anclada en el centro mismo del mejor jazz contemporáneo.
Canta a su tiempo, a su época, desde la alegría de vivir; canta con autenticidad a sus vivencias experimentadas desde una religiosidad que apresa más como convicción que como estandarte. Hay tanta fuerza en Dayme, hay tanta y tan madura naturalidad, hay un modo tan fantástico en ella de asumir el jazz como libertad expresiva, que cuando la escuche, lamentará no haberla encontrado antes.
Dayme Arocena, no lo duden, es hoy la voz joven femenina más internacional en el panorama musical cubano, la de largo aliento y mayores logros en un tiempo relativamente breve: su primer CD en solitario Nueva Era –con la autoría de Dayme en todos los temas– clasificó entre los 50 mejores discos del 2015 según la selección de NPR, la Radio Pública Nacional de Estados Unidos. Algo similar ocurrió en Gran Bretaña, donde es reclamada cada vez en los más prestigiosos escenarios. El diario inglés The Guardian asegura que tiene todos los ingredientes para ser la próxima gran estrella cubana en el panorama internacional.
Para la revista Billboard todo parece indicar que Dayme seguirá los pasos de sus coterráneas, las divas Elena Burke y Omara Portuondo.
Ha hecho mucho Dayme Arocena en sus 24 años y reconoce haber logrado mucho más de lo que habría imaginado cuando decidió liderar Alami, un grupo femenino de jazz junto a sus amigas de la Escuela de Arte, después de pasar por la big band escolar Los Primos de la que se convirtió en vocalista casi sin saber que era el jazz aquello que viajaba desde los recuerdos de la casa paterna, a través de su subconsciente, hasta sus cuerdas vocales.
Tampoco pudo imaginar que aquellos tiempos de Havana-Cultura le depararían momentos que le cambiarían la vida: su trabajo con la flautista y saxofonista canadiense Jane Bunnet, y con ella, la formación de Maqueque, junto a un grupo de amigas y excelentes músicos cubanas.
Llegaría después su encuentro con el DJ y productor francés afincado en Londres, Gilles Peterson y el inicio de un camino conjunto del que saldría su primer compato Nueva Era y la proyección internacional de su trabajo, con participaciones antecedentes en The Havana Cultura Sessions.
Asistimos, pues, a la batalla de Dayme Arocena por imbricar las sonoridades con las que creció, aquellas que alimentó su adolescencia y sus años de estudiante y las nuevas de las que se apropia en incesante búsqueda por el universo sonoro de su tiempo. Y si lo duda, escuche Don’t unplug my body; vibre con Madres y asómbrese con El ruso.
La complejidad de sus obras es idealmente resuelta por los virtuosos músicos de su banda acompañante, al tiempo que la cantante recrea una y otra vez todo un universo expresivo en cada una de ellas, y en total interacción con ellos, con un desempeño vocal asombroso, que llega alcanzar un altísimo vuelo en sus conciertos en directo, en total entrega y comunicación con el público.
De la mano de Peterson otra vez, llega Dayme ahora a su segundo disco en solitario: Onetakes (Brownswood Recordings),una re-lectura de standarts de jazz y temas conocidos, sugeridos por él y recreados a fuego lento por la incesante creatividad de la fenomenal cubana.
El nuevo CD de Dayme Arocena acaba de iniciar su andadura y el desenfado de su sonrisa en la portada hace presagiar un viaje sonoro que irá de asombro en asombro.
Dayme Arocena compone, arregla, canta y toma parte en su proyección mediática.
Dayme siente que tiene mucho que decir y quiere hacerlo; se le percibe incansable e indetenible, con una serena y extraña madurez ante la carrera que ya ha emprendido, y frente a sus éxitos. Es un músico todoterreno: compone, arregla, canta, aborda con inteligencia su proyección mediática, participa en el diseño de su imagen, esa que no quiere que se encasille y que sí refleje quién es como ser humano, más que como sujeto de una fe.
Dayme Arocena sabe lo que quiere y presiente que, sin desdeñar las lisonjas de la industria, habrá de luchar por no pervertir el rumbo. Intuyo que está lejos de desear ser folclorizada como un producto con denominación de origen; que su inteligencia será la garantía para ese difícil equilibrio entre creación auténtica y mercado; y que se sabe parte de esa generación indetenible de jóvenes de altísimo nivel que centra el jazz en Cuba.
Rosa Marquetti Torres
sumario:
La cantante cubana seguirá los pasos de Elena Burke y Omara Portuondo, en opinión de la revista ‘Bilboard’.
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