![David Foster Wallace, cronista del malestar gringo.](http://revistas.elheraldo.co/sites/default/files/styles/606x330/public/2017/04/02/articulo/p5.jpg?itok=sgLQqEcD)
En seis de las diez primeras imágenes que Google presenta cuando se busca “David Foster Wallace”, el autor norteamericano aparece con una pañoleta en su cabeza. Este inusual accesorio (a los de la revista Rolling Stone, Wallace les dijo que la usaba para que no le explotara la cabeza) no tenía una intención estética. Se trataba, en realidad, de la solución más práctica que encontró para lidiar con los ataques de sudor que lo agobiaban desde el bachillerato –en aquel entonces cargaba en el hombro una toalla para secarse el sudor y una raqueta de tenis para legitimar la toalla.
Pero el anterior es apenas un detalle curioso.
Wallace es considerado uno de los escritores estadounidenses más influyentes de la literatura contemporánea en lengua inglesa. Publicó su primera novela, The Broom of the System (La escoba del sistema), en 1987, a los veinticinco años. Desde ahí dejó entrever el estilo literario que lo caracterizaría: una prosa completamente anti-minimalista, de párrafos largos compuestos de frases igualmente largas. Su intención era lograr plasmar en papel la complejidad del pensamiento humano, el de sus narradores y personajes, pero también el propio.
«No estoy interesado en la ficción que solo se preocupa por capturar la realidad de una forma artística», le reveló a Bill Katovsky en una entrevista en 1987.
Cuando asistía al Amherst College, Wallace fue diagnosticado como depresivo y le fueron recetados medicamentos para manejar los síntomas –nunca, sin embargo, escribiría explícitamente sobre su enfermedad. Esta condición fue la que tal vez lo llevó a sentirse insatisfecho, de principio a fin, con su propio trabajo. De acuerdo a DT Max, quien escribió su más completa y laureada biografía, Wallace reflexionaba sobre la ironía de que La escoba del sistema «ofrecía un análisis [de la existencia humana a través de los ojos de una mujer que cuestiona su propia existencia], pero ridiculizaba la idea de una solución».
En 1996, y con 1.100 páginas, fue publicada The Infinite Jest (La broma infinita), su obra maestra, una novela en la que Wallace explora los Estados Unidos de América como un país de adicciones a la televisión, a las drogas, al entretenimiento. Enemigo de la ironía y del sarcasmo, Wallace intenta no solo mostrar la crudeza de la realidad sino también despertar sentimientos en sus lectores y transmitirles que a pesar de lo malo es posible y deseable vivir una buena vida. En una entrevista con Larry McCaffery, profesor de inglés de la Universidad de San Diego, Wallace dijo: «Mira, hombre, la mayoría de nosotros tal vez estemos de acuerdo en que vivimos tiempos oscuros y estúpidos, ¿pero necesitamos ficción, que lo único que hace es dramatizar lo oscuro y estúpido que todo es?».
Cuando Karen Green, la esposa de Wallace, regresó a su casa el 12 de septiembre de 2008, encontró a su esposo colgado del techo del garaje. Antes de ahorcarse, Wallace organizó una pila con los manuscritos que había estado trabajando y que nunca lograría terminar.