Desde cuando el acordeón llegó a la Costa, la familia Zuleta, en La Baja Guajira, lo tomó como su instrumento preferido bordando en ella bellas canciones, hoy desconocidas. Surgió luego Emiliano Zuleta Baquero, cuyas obras se volvieron transcendentales, muy acogidas por parte de la sociedad distinguida del Magdalena Grande.
Sus hijos Emiliano, Poncho, Héctor Fabio y Mario, aprovecharon las labores de su padre para tomar prestado su acordeón y convertirse en verdaderos maestros de ella. Emiliano consentía esto, mas no Carmen Díaz, pues quería que sus hijos fueran profesionales. Por la influencia de sus padres estudiaron en Tunja y Bogotá los dos mayores, pero llevando en sus dedos y en sus voces esos ritmos desconocidos por muchos, que luego la semántica popular al convertirse el término despectivo en motivo de orgullo y distinción lo llamó “vallenatos”.
Chema Gómez, Tobías Enrique Pumarejo, Luis Pitre, Germán Serna, Juan Muñoz, Chiche Guerra, Santander Martínez, Emiliano El Viejo, Leandro Díaz, Morales y muchos más, pero sobre todo Rafael Escalona, hicieron brillar esos aires; con su influencia llamaron la atención de los poderosos como Gabriel García Márquez y Alfonso López Michelsen.
Y así se consagró el triunfo de esta música, engendrando incluso el Departamento del Cesar y, con él, el gran impulsor de ella, el Festival de la Leyenda Vallenata, hoy conocido como Festival Vallenato.
Las casas disqueras, llegadas en el siglo XX, la expandieron con sus grabaciones en acordeón y guitarra, desbordando ritmos tan populares como el bambuco, la cumbia, el porro, el merecumbé, etc.
En la fría Bogotá luego de que fuera desapareciendo el acordeonista cantante, surgió este dúo de los hermanos Emiliano y Poncho, más conocidos como Los Hermanos Zuleta. Crearon un estilo particular que sirvió de escuela, llevando al acetato las canciones más dicientes de los viejos compositores, creando una unión que aún perdura y, por el contrario, se hace más famosa, como se demostrará en el Festival de la Leyenda Vallenata, que este año los llenará de honores, y a su dinastía.
Son hermanos semejantes pero no iguales. Emiliano es temperamental y eso lo hace franco y sincero.
Poncho es el prototipo del vallenato guajiro, simpático con su picardía a cuestas.
Ambos poseen virtudes musicales, uno para el acordeón y el otro para el canto; pero ambos son buenos compositores y verseadores.
Por suerte para la conservación del folclor (vallenato tradicional), Poncho nos notificó en una canción que «cuando no pueda cantar como ahora canto, seguiré componiendo mis canciones para no retirarme de este arte».
Eso parece lejano por su aparente salud, pero como en el parto «sale porque sale».
*Compositor colombiano, autor de canciones como ‘El mochuelo’, ‘El viejo Miguel’, ‘La hamaca grande’ y muchos más, entre ellos vallenatos clásicos, porros y cumbias.